29 de noviembre de 2008

MOVIMIENTO ECOLOGISTA

EL REVERDECIMIENTO DEL YO: EL MOVIMIENTO ECOLOGISTA

Manuel Castells

Si hemos de evaluar los movimientos sociales por su productividad histórica, por su repercusión en los valores culturales y las instituciones de la sociedad, el movimiento ecologista del último cuarto de este siglo se ha ganado un lugar destacado en el escenario de la aventura humana. En los años noventa, el 80% de los estadounidenses y más de dos tercios de los europeos se consideran ecologistas; es difícil que un partido o candidato sea elegido para un cargo sin "reverdecer" su programa; tanto los gobiernos como las instituciones internacionales multiplican programas, organismos especiales y legislación para proteger la naturaleza, mejorar la calidad de vida y, en definitiva, salvar la Tierra, a largo plazo, y a nosotros, a corto plazo. Las empresas, incluidas algunas contaminantes tristemente famosas, han incluido el ecologismo en su agenda de relaciones públicas, así como entre sus nuevos mercados más prometedores. Y a lo largo de todo el globo, la antigua oposición simplista entre desarrollo para los pobres y conservación para los ricos se ha transformado en un debate pluralista sobre el contenido real del desarrollo sostenido para cada país, ciudad y región. Sin duda, la mayoría de nuestros problemas fundamentales sobre el medio ambiente permanecen, ya que su tratamiento requiere una transformación de los modos de producción y consumo, así como de nuestra organización social y vidas personales. No obstante, el hecho de que todos estos temas y muchos otros estén en el debate público y de que haya surgido una conciencia creciente sobre su carácter global interdependiente crea la base para su tratamiento y, quizás, para una reorientación de las instituciones y políticas hacia un sistema socioeconómico responsable en cuanto al medio ambiente. El movimiento ecologista multifacético que ha surgido desde finales de los años sesenta en la mayor parte del mundo, con fuertes pilares en los Estados Unidos y la Europa del Norte, se encuentra en buena medida en el origen de la inversión espectacular de los modos en que concebimos la relación entre economía, sociedad y naturaleza, induciendo, así, una nueva cultura.

Sin embargo, resulta algo arbitrario hablar del movimiento ecologista, puesto que su composición es muy diversa y sus expresiones varían mucho de un país a otro y entre las diferentes culturas.

La movilización local

La "movilización de las comunidades locales en defensa de su espacio", contra la intrusión de los usos indeseables, constituye la forma de acción ecologista de desarrollo más rápido y la que quizás enlaza de forma más directa las preocupaciones inmediatas de la gente con los temas más amplios del deterioro medioambiental. Con el tiempo, las comunidades también se movilizaron contra la construcción de autopistas, el desarrollo excesivo y la localización de instalaciones peligrosas en su proximidad. Aunque el movimiento es local, no es necesariamente localista, ya que suele afirmar el derecho de los residentes a la calidad de vida en oposición a los intereses de las empresas o burocracias. Sin duda, la vida en sociedad se compone de equilibrios entre gente como residentes, trabajadores, consumidores, personas que se desplazan al trabajo y otros viajeros. Pero lo que estos movimientos cuestionan es, por una parte, el sesgo de la localización de materiales o actividades indeseables en comunidades de renta baja y zonas habitadas por minorías; y por la otra, la falta de transparencia y participación en la toma de decisiones sobre el uso del espacio. Así pues, los ciudadanos demandan la extensión de la democracia local, una planificación urbana responsable y equidad para compartir las cargas del desarrollo urbano/industrial, a la vez que se impide la exposición a vertidos o instalaciones peligrosos.

La vertiente contracultural

El ecologismo también ha alimentado algunas de las contraculturas que brotaron de los movimientos de los años sesenta y setenta. Algunas de las corrientes contraculturales más fuertes de nuestras sociedades se expresan bajo la forma de guiarse sólo por las leyes de la naturaleza, afirmando, de este modo, la prioridad del respeto a la naturaleza sobre cualquier otra institución humana. Por eso creo que tiene sentido incluir bajo la noción de "ecologismo contracultural" expresiones tan aparentemente distintas como los ecologistas radicales (tales como Earth First! o Sea Shepherds), el movimiento para la liberación de los animales y el ecofeminismo. De hecho, a pesar de su diversidad y falta de coordinación, la mayoría de estos movimientos comparten las ideas de los pensadores de la "ecología profunda", representados, por ejemplo, por el escritor noruego Arne Naess. Según éste y George Sessions, los principios básicos de la "ecología profunda" son:

Los principios de la "ecología profunda"

* El bienestar y florecimiento de la vida humana y no humana en la Tierra tienen valor en sí mismos. Estos valores son independientes de la utilidad del mundo no humano para los objetivos humanos.

* La riqueza y diversidad de las formas de vida contribuyen a la percepción de estos valores y son también valores en sí mismos.

* Los humanos no tienen derecho a reducir esta riqueza y diversidad, salvo para satisfacer necesidades vitales.

* El florecimiento de la vida y cultura humanas es compatible con un descenso sustancial de la población humana. El florecimiento de la vida no humana requiere ese descenso.

* La interferencia humana actual en el mundo no humano es excesiva y la situación empeora por momentos.

* Por lo tanto, deben cambiarse las políticas. Estas políticas afectan a las estructuras económicas, tecnológicas e ideológicas básicas. El estado de cosas resultante será profundamente diferente del presente.

* El cambio ideológico consiste fundamentalmente en apreciar la calidad de vida (vivir en situaciones de valor inherente) más que adherirse a un nivel de vida cada vez más alto. Habrá una profunda conciencia de la diferencia entre grande y excelente.

* Quienes suscriben los puntos precedentes tienen la obligación directa o indirecta de tratar de llevar a cabo los cambios necesarios.

Greenpeace

Greenpeace es la organización ecologista mayor del mundo y probablemente la que más ha popularizado los temas medioambientales globales mediante sus acciones no violentas orientadas a los medios de comunicación. Fundada en Vancouver en 1971, en torno a la protesta antinuclear frente a la costa de Alaska, estableció después su sede en Amsterdam, convirtiéndose en una organización transnacional interconectada que, en 1994, contaba con 6 millones de miembros a lo largo de todo el mundo y unos ingresos anuales de más de 100 millones de dólares. Su perfil tan característico como movimiento ecologista se deriva de tres componentes principales. En primer lugar, un sentimiento de urgencia en cuanto a la desaparición inminente de la vida en el planeta, inspirado por una leyenda india norteamericana: "Cuando la tierra esté enferma y los animales hayan desaparecido, llegará una tribu de pueblos de todos los credos, colores y culturas que crean en los hechos, no en las palabras, y que devolverán a la Tierra su antigua belleza. La tribu se llamará los "Guerreros del Arco iris". En segundo lugar, una actitud de inspiración cuáquera de atestiguar, como principio de acción y como estrategia de comunicación. En tercer lugar, una actitud pragmática y comercial, en buena medida influida por el dirigente histórico y presidente de la junta directiva de Greenpeace, David McTaggart, de "hacer las cosas". No hay tiempo para discusiones filosóficas: los temas clave deben identificarse utilizando el conocimiento y las técnicas de investigación en todo el planeta; han de organizarse campañas sobre objetivos específicos; seguirán acciones espectaculares destinadas a atraer la atención de los medios de comunicación, con lo que un tema determinado se expondrá a la mirada pública y se obligará a las empresas, gobiernos e instituciones internacionales a tomar una determinación o afrontar más publicidad perjudicial. Greenpeace es a la vez una organización muy centralizada y una red global descentralizada. Está controlada por un consejo de representantes de los países, un pequeño comité ejecutivo y unos fideicomisarios regionales para Norteamérica, América Latina, Europa y el Pacífico. Sus recursos se organizan en campañas, cada una de ellas dividida por temas. A mediados de los años noventa, las principales campañas eran: sustancias tóxicas, energía y atmósfera, temas nucleares y ecología marina/terrestre. Sus sedes, situadas en 30 países del mundo, sirven para coordinar las campañas globales y recaudar fondos y apoyo nacional/local, pero la mayor parte de la acción aspira a obtener una repercusión global, ya que los principales problemas medioambientales son globales. Greenpeace considera su adversario a un modelo de desarrollo caracterizado por la falta de preocupación acerca de sus consecuencias sobre la vida del planeta. Por consiguiente, se moviliza para aplicar el principio de la sostenibilidad medioambiental como principio general, al que todas las demás políticas y actividades deben subordinarse. Debido a la importancia de su misión, los "guerreros del arco iris" no están inclinados a participar en debates con los otros grupos ecologistas y no se recrean en la contracultura, pese a las variaciones personales en las actitudes de sus numerosos miembros. Son internacionalistas resueltos y consideran al estado-nación el principal obstáculo para lograr el control sobre el desarrollo actual, desenfrenado y destructivo. Están en guerra contra un modelo de desarrollo ecosuicida y pretenden obtener resultados inmediatos de cada frente de acción, desde la conversión del sector frigorífico alemán a una tecnología de "congelación verde", ayudando así a proteger la capa de ozono, hasta influir en la restricción de la pesca de ballenas y la creación de un refugio para ellas en la Antártida. Los "guerreros del arco iris" se encuentran en la encrucijada de la ciencia para la vida, la tecnología de la comunicación de redes globales y la solidaridad intergeneracional.
Enviado por:
Viridiana Gutiérrez Cañete
Beatriz Alejandra Nava Cruz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

el movimiento tiene una buena causa pues con el paso del tiempo y el desarrollo del modo de produccion capitalista; la convivencia con el medio ambiente significo un antiprogreso, ahora que las condiciones de la naturaleza son deplorabes, las innovaciones de la tecnologia se han enfocado al mejoramiento del ambiente, sin embargo hay daños irreparables en nuestro planeta, ademas de una inconciencia de las personas ante este problema.

Anónimo dijo...

Creo que es importante mencionar que la intencion de este movimientome es, a mi parecer, una de las mas claras muestras de hacer, o por lo menos intentar, un cambio radical en la ideologia de la sociedad en general a traves de un movimiento social. Aqui no es importante la posicion politica o economica de los activistas (por lo menos en apariencia) la ideologia central de estas organizaciones es unicamente crear conciencia del daño que le ocasionamos a nuestro medio ambiente. En lo personal muchas de sus ideas me parecen bastante atinadas y dignas de un analizis mas profundo, con el fin de que algun dia no muy lejano se pudieran aplicar en pro de nuestro medio ambiente, aunque creo que esto seria una gran utopia. alan sanchez